Apareciste inopinadamente en mi vida…
tras el crepúsculo de una tarde de verano,
y en el comienzo de una noche infinita.
Apareciste, como
en un sueño real
cuando mi cuerpo era
fresco y vigoroso
y mi corazón noble
y liberal.
Apareciste, en la
penumbra de una amarga noche…
y cuando más
infeliz me sentía
llegaste, escondiendo tu falsía.
Apareciste, con tu
sofocante y angustiado amor…
te pintaste como generoso bienhechor,
sediento de ternura, sediento de amor,
como víctima y a la vez, salvador .
Apareciste y te amé, como loca, te amé…
sin teorizar, atrevidamente, te amé,
soslayando las restricciones de lo
impropio,
con un amor único,
con pasión, sin freno.
Apareciste y te amé, comprendiendo tu locura….
y me perturbó tu cariño y me trastornó tu encanto
y como loca también, me olvidé de que existía,
me absorbiste en tu demencia, en tus placeres “santos”
en tu existencia inútil, en tu
cruel hipocresía.
Apareciste cruel y cuando más te amaba,
Cuando vivía por tu vida y por
tus ojos miraba
repentinamente, en un amanecer te
fuiste,
dejándome sola y en la realidad
tan triste,
de haberte dado mi amor, que nunca
mereciste.
JERAMEELL O.
JERAMEELL O.
10/04/2016
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